Profundo gozo es una puesta en escena minimalista que explora la vía negativa de San Juan de la Cruz: vaciar cuerpo y alma en búsqueda del Amado. La obra utiliza un lenguaje escénico sobrio pero cargado de símbolos (la noche, la llama, el agua, la naturaleza y sus animales, la luz) y un juego de objetos que funcionan como bodegones para acompañar el ejercicio espiritual. La viola da gamba acompaña los versos y la búsqueda interior, guiando la experiencia musical y emocional. El vestuario, la escenografía y la iluminación se proponen con contención para enfatizar el vaciamiento y la coherencia escénica, en una propuesta de compañía Elfo Teatro apta desde los 15 años que invita a contemplar el silencio y la revelación interior a través de un lenguaje visual íntimo y simbólico.