La obra es un monólogo teatral que aborda las agresiones sexuales en la infancia y la dificultad de validar la experiencia de una superviviente dentro de un sistema patriarcal. Es una pieza artística y documental que, además del dolor, ofrece ternura y curación como formas de resistencia. A través de una interpretación central por Marina Guiu Almenara bajo la dirección de Raquel Arnaiz Diego, la propuesta combina palabra, imágenes y pintura para explorar el trauma, la memoria y la reconstrucción personal.