Bodas de sangre es una propuesta contemporánea de la obra de Federico García Lorca, dirigida por Irina Kouberskaya. Se presenta como un acto ritual que eleva la tragedia al lenguaje poético, explorando la violencia del amor prohibido, el destino y la fragilidad de la coexistencia. La escenografía es atemporal y simbólica, apoyada por un espacio sonoro intenso que combina mantras y ritmos que evocan la vida, la muerte y la memoria. Los trajes y la iluminación potencian la carga simbólica de la obra, mientras las imágenes se proyectan a través de sombras y siluetas que sugieren personajes sin mostrarse plenamente. En dos horas de intensidad, la puesta en escena transforma la cotidianidad en tragedia poética, manteniendo viva la vigencia del texto lorquiano en un lenguaje teatral actual.